La corrupción es un problema que no está en específico en una zona o territorio, sino que se genera en cualquier espacio, cuando se otorgan las condiciones y cuando dos o más personas están de acuerdo en realizar esta acción indebida.
Según estudios realizados por diferentes organizaciones, la corrupción afecta de manera económica y social; La primera es la que podemos percibir con más continuidad, pues existen casos que son públicos por medio de espacios de comunicación, o en dado caso, por lo menos habremos escuchado una acción de corrupción entre alguna persona y un servidor público.
La Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción, informa que en el tema de la afectación social, esta nos afecta de manera indirecta, es decir sin darnos cuenta, ya que trastoca la confianza en las instituciones y la percepción que se tiene sobre éstas, abona al deterioro de los servicios y merma de la confianza de los ciudadanos en las autoridades, al sentirse defraudados por estas prácticas.
Además, las acciones corruptas tienen efectos directos en la salud emocional e incluso espiritual de algunas personas, pues la pérdida de confianza a que nos hemos referido genera en la población “anomia social”, un concepto que se describe como un estado de falta de normas y regulación social, esto debido a la confusión generada en los gobernados al percibir que la propia autoridad encargada de hacer cumplir la Ley, la transgrede.
Algunos de los efectos indirectos que se generan por el fenómeno de la corrupción, son la generación de inseguridad en la sociedad, la normalización de los actos de corrupción, el debilitamiento e incluso la eliminación de normas sociales, cuyo cumplimiento es indispensable para una mejor convivencia y como forma de asegurar que la calidad de vida de los individuos mejore.
De igual manera, la corrupción afecta al Estado de Derecho, pues este implica que todas las personas, instituciones y entidades públicas y privadas, incluido el propio Estado, se encuentren sometidos a la Ley. Así, un estado corrupto se debilita significativamente ante los ojos de la población, al no confiar en las instituciones creadas para la atención de sus necesidades.
Ante esto, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción, recomienda a la ciudadanía a conducirse dentro del marco legal establecido y conforme a las normas sociales aceptadas, siendo importante, además, ser exigente con la autoridad respecto al uso que se les da a los fondos públicos que pertenecen a todos.